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domingo, 23 de marzo de 2008

¿Por qué varía la fecha de Pascua de un año a otro?

Esta vez, el calendario gregoriano la ubicó en marzo. Un recorrido por la historia le propone para conocer el origen de esta fiesta católica que en 2008 se celebra en marzo. Conozca las razones
La explicación oficial es que la Pascua de Resurrección es el domingo inmediatamente posterior a la primera luna llena tras el equinoccio de primavera, y se debe calcular empleando la luna llena eclesiástica. Sin embargo, ésta casi siempre coincide con la luna llena astronómica, de modo que para efectos de cálculo, es generalmente válido emplear la más tradicional. Por ello, puede ser tan temprano como el 21 de marzo, o tan tarde como el 23 de abril. En el concilio de Nicea, bajo el régimen de Constantino, los cristianos transformaron la celebración de la Pascua judía en la fiesta de la resurrección de Jesús de Nazaret. Esta fiesta determina el calendario móvil de otra. Así, la Ascensión de la Virgen María al cielo se celebra 40 días después y Pentecostés (la venida del Espíritu Santo) 10 días luego de ella. Por eso, el período que culmina con la Pascua de Resurrección es la famosa Semana Santa y comienza el Domingo de Ramos (día en que Jesús entró triunfalmente en Jerusalén) y en la que se puede ver a muchos personas con su ramito de olivos en mano Tradición de chocolate Hasta aquí, el porqué del cambio de fecha, pero ¿cómo nacieron los famosos huevos y figuras de este delicioso ingrediente? La respuesta nos la brindan los historiadores. Durante mucho tiempo, estuvo prohibido comer en Cuaresma; no sólo carne, sino también huevos. Por eso, el día de Pascua, la gente corría a bendecir grandes cantidades de ellos, para compartirlos en familia y distribuirlos como regalo, a vecinos y amigos. En Francia, alrededor del siglo XVI, los estudiantes organizaban la "Procesión de los Huevos". Se reunían en parques y plazas y de allí partían hasta la iglesia principal. Durante el trayecto, golpeaban las puertas de las casas, para que les regalaran huevos, que a posteriori serian bendecidos por un cura párroco. En ese entonces renacía el espíritu festivo. De las iglesias colgaban cientos de banderas y panderetas. Y cada joven llevaba colgado de su cuello, un cesto de mimbre lleno de huevos. La mayor parte de la colecta se destinaba para los hospitales de leprosos, o para los indigentes. El ayuno era obligatorio. Por esta razón, se adopta la costumbre de cocer huevos y almacenarlos. Recién en la época del rey Luis XIV, se introdujo la idea de pintarlos, para después venderlos. Entre los siglos XVII y XVIII, a la salida de la misa pascual, se ofrecían al monarca cestas cargadas de huevos dorados y decorados artísticamente. Ya en el siglo XIX en Alemania, Francia e Italia, comenzaron a hacer figuras ovoides de chocolate con sorpresas adentro: desde allí se propagó esta costumbre por todo el mundo. En cuanto al conejo, existe gran diversidad de versiones. Hay quienes afirman, por ejemplo, que el mito se originó en los meses de abril o mayo (cuando algunos gansos del norte ponen huevos), unos niños entraron a un granero y vieron salir corriendo un conejo; cuando después encontraron un huevo, concluyeron que fue el conejo el que lo había puesto. Por otra parte, un cuento justifica desde el punto de vista Cristiano a la existencia de este simpático animalito de cacao. La historia es que un conejo estuvo encerrado en el sepulcro junto a Jesús y presenció su resurrección. Fue el mismo, quien al salir de la cueva junto con el Señor, el mensajero que comunicó a todos la Buena Nueva, regalando huevos pintados. fuente: www.infobae.com

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